martes, 18 de marzo de 2014

¡Me declaro culpable!

¿Y qué querías que le dijera? ¿Que nos habíamos visto ya tantas veces? ¿Que sólo esperábamos el día para vernos? ¿Que en esa época nos pasaron los momentos más bonitos del año? ¿Que nos corretéabamos como niños chiquitos, que dábamos mil vueltas a la plaza tomados de la mano, que nos besamos hasta perder la luz de la luna?... ¿Eso querías que le dijera en vez de negarte?

Era más que obvio que prefería decir que no te había visto, ni yo iba a arriesgarnos, ni los demás tienen por qué saber dónde es que nos escondemos.

De lo único que me declaro culpable, te puedo decir, es de quedarme callada tras todos esos sucesos, de negarme a mí todo lo que nos decíamos sin hablar en esos días y de no aceptar lo que tú me decías por temor a perder el control.

Y bueno, ahora es más que entendible que recicles recuerdos, los seres humanos también viven de recuerdos, pero no del tiempo perdido, justo como nosotros lo dejamos perder. Porque ya no podemos correr a atrapar todas las esporas del diente de león que el aire se llevó...

¿Qué más te puedo decir? Aún tú sigues diciéndome cuánto me quieres, tal parece que no lo entiendo, pero no es tan fácil como eso, es que aunque nunca debimos creer que el otro ya sabía lo que el otro sentía... Y bueno, ahora es tiempo de demostrarnos que aún podemos seguir construyendo un gran puente, ese en el que cuando los dos estemos arriba, nadie pueda alcanzarnos, lo tenemos todo, pero quizá nos falta tiempo.

... Entonces fue cuando nos soñé, te soñé con alguien que no te quería pero decía hacerlo, me soñé con alguien que tanto me amaba pero que... cada uno por su lado esperaba solamente el momento para vernos, sin importar las compañías, ni los extras de la película, que nos motivaba más el deseo de vernos y huir que el tener la mejor compañía de la noche.

No es sueño, todos queremos a alguien que nos quiera, pero si somos nosotros dos, no hay cariño más grande demostrado alrededor.

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