A veces me despierto con la sensación de que algo me falta, y bien me pongo a pensar que tal vez es descanso porque el insomnio se ha apoderado de mí, otras sólo creo que son esos aretes carísimos que perdí en un juerga; pero no... cuando todo el mundo se calla y habla mi corazón, sé que lo único que necesito es a ti.
O bueno tal vez todas esas pláticas y risas, junto con esos mensajes que decíamos sin hablar, el chaleco o los zapatos también; quién sabe, igual y son los reclamos y besos que nos quedamos con ganas de dar.
Ya he terminado de ducharme y el agua no ha borrado tu recuerdo, después busco qué desayunar y llega a mi mente el pan que alguna vez compartimos, un café y... ¡a trabajar!
En el camino no me queda de otra, escuchar los problemas de señoras o la música que tanto me recuerde a a ti. Transcurridos 20 minutos ya he escuchado 5 canciones, o sea 5 recuerdos diferentes.
Y a pesar de la brisa en el ambiente, prefiero caminar, sola, mirando a ambos lados; buscando encontrarte, inclusive si esa nunca ha sido tu ruta. Estoy harta de ver siempre los mismos locales cerrados, a las chicas bailando casi sin ropa promocionando pintura o los hombres a punto de chocar porque nunca van a comprar esas cubetas de pinturas pasteles, pero según ellos está bien ver la oferta.
Pero volviendo a lo interesante, sigo caminando mientras, sí.. aún sigo pensando en él, aunque ya lleve 5 minutos de retraso, miro como pasa el transporte, atascado por cierto, pero aseguro que de haberme subido habría llegado ya.
Me pregunto dónde estarás, si esta vez si entraste a sociales o alguna de esas materias que yo no tengo. Al llegar, sé que ya no tiene chiste voltear a donde siempre te encontrabas, porque pase lo que pase, ahí ya no estarás.. sin embargo volteo, no sé si es el reflejo, o que aún tengo una tonta esperanza; está de más decir que ahí no había nadie.
Suspiro y me quito los audífonos, me olvido de todo lo anterior, porque.. ¡ni modo!, la vida sigue y ahora tengo que entrar a una de esas clases que aún desconozco.
