jueves, 18 de abril de 2013

Sólo bésame

¡Mírame! que me encanta el café de tus ojos, ¡Muévete! que me pierdo en tu meneo al bailar, ¡Háblame! que vibro con el susurro de tu voz; ¡Abrázame! que siento el calor de tu arrullar, ¡Bésame! que me encanta tu boca de delicia.

¡Quítame estas ganas tremendas de comerte la boca! ¡Ven, bésame! Aunque sepamos que sea prohibido, aunque así no es como deban de ser las cosas, encendamos con un roce en la sonrisa la llama que por hoy puede cambiarnos el mundo.

En el lugar menos adecuado, donde muchos nos han visto caminar, tu boca de luna hágame brillar, como la noche bajo el árbol que jugábamos a conquistar el mundo y a mantener la mirada... ¡Lléname de besos!

Mientras damos vueltas y vueltas, mientras nuestros pies enloquecen, enloquezcan nuestros besos. 

Cuando tu loción me deje demente y me cruces entre tus brazos, ahí, olvida el movimiento, ¡Mírame la boca! ¡Bésame! 

No mires las luces, no escuches la música, ignora todo lo que hay alrededor, olvida cómo se respira, piérdete en el rojo de mi sonrisa, piérdeme en la seda de tu hablar.

Hagamos el silencio más hipnotizador que podamos, de la perfecta forma incorrecta, sin recordar que es condenado, sin si quiera pensar que muchos clavan su mirada sobre nosotros como espadas.

Bésame en secreto, como siempre he soñado, como siempre he querido acariciar tus ojos; donde tu mirada cambie de expresión al chocar con la mía. ¡Muérdete los labios, provócame!  hazme recordar cuánto he querido respirar tu aliento.

Olvida a los que amamos, toma mi cintura, dame tu cuello, quita la sonrisa, pon esa dulce cara de serio, cierra los ojos y a besos unamos nuestros lunares, donde con tan sólo un terso crujido seamos tú y yo, tu boca y la mía hasta llevar el sabor de tu nombre.

Y volvamos a la realidad, como si nada hubiera sucedido... 

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